El Dr. Alejandro Boada, hace un recorrido en el tiempo, donde reconoce para cada época un pretexto para que los estudiantes se desconecten de la realidad, mostrando de alguna manera, que la tecnología siempre ha estado presente y que la perspectiva desde donde se asuma es la que hace la diferencia.
A partir de ello, invita a los docentes a buscar la originalidad en ellos mismos, en su esencia y en su ser, convocándolos a recobrar el aprendizaje desde la convivencia, la conversación y la cercanía con el otro. Una invitación a desbordar esa faceta humana, que ninguna inteligencia artificial podrá superar.